Jimmy y El Duende
Era una noche de esas que se acostumbra
quedarte en tu casa viendo las caricaturas, cenar un cereal y dormirte, pero
Jimmy no era un niño normal, él no hacía lo que los demás niños.
Jimmy decidió ir al bosque a buscar
unas ramitas que le ayudaran para hacer una fogata. (Sonido de viento).
Así que se fue en busca de las
ramas, encontraba unas pequeñas, otras muy grandes y pesadas pero no encontraba
las que él necesitaba (Sonido de ramas cayendo).
Y se preguntó:
- ¿Dónde encontraré ramas que
puedan servirme?
Y siguió su camino entrando cada vez más
al bosque, con el frió en sus manos y solo su chamarra verde como los
soldados que lo mantenía un poco caliente. (Zipper subiendo)
- Brr... Tengo frió - Dijo
Jimmy.
Y en eso vio que salía humo de una
cabaña, Jimmy sorprendido fue a ver si podría entrar y observó que tenían la madera perfecta que él estaba buscando y la
tomo. (Sonido de madera moviéndose)
- ¡Hey, es mi madera! - Salió una
pequeña voz.
Jimmy se asustó y vio que un duendecito
verde lo miraba enojado, se asusto mucho pero al final se armo de valor (Sonido de tragar saliva) y dijo:
- Ups, lo siento solo buscaba unas
ramas y pensé que podía tomar estas, lo siento. - Dijo Jimmy preocupado por ver
que diría el duende.
- Mmm... Está bien, no te preocupes,
puedes llevártelas si en cambio me das tu chamarra, tengo mucho frio en esta
cabaña porque vivo solo. – Dijo el duende.
Jimmy se quedó pensando un rato sobre
el trato que le había hecho el duende. ¿Regalar su chamarra favorita solo por
la madera, tener frio y tener que cargar la madera de aquí a su casa? Pero el
duende tenía frió y vive solo… Se puso a pensar un rato. (Sonido de reloj)
- Esta bien, puedes quedártela, tú la
necesitas más que yo y en verdad quiero hacer mi fogata. - Dijo Jimmy seguro de
su decisión.
- Gracias, pero en verdad no la
necesito solo quería ver que tan noble eres y me dijiste la verdad, por eso
puedes quedarte tu chamarra y la madera. – Dijo el duende feliz aplaudiendo. (Sonido de aplausos)
- ¡Gracias! Nos veremos después. Adiós.
– Dijo Jimmy feliz y se fue.
Al final Jimmy se quedó con su chamarra
favorita y con la leña y pudo tener su fogata que tanto había querido, el
duende vio que Jimmy era bueno y todo continúo como estaba y Jimmy de vez en
cuando visitaba al duende para que no estuviera tan solo.
Fin.
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